Los aditivos, los conservantes y los colorantes aumentan el riesgo de padecer hiperactividad infantil en los niños. Ésta es la conclusión que se desprende de un estudio elaborado por un grupo de científicos ingleses y publicado por la revista médica The Lancet en el año 2007.
Una celebración especial, como un cumpleaños o una reunión familiar, suele ir acompañada de una «comilona» en la que no faltan los caramelos, los refrescos o los aperitivos para los niños pequeños.
En esos días de festejo, los padres suelen conceder ciertas licencias a sus hijos para tomar dulces, y los niños se «hinchan» a chucherías. Pero, cada vez es más habitual verlos comer a diario dulces a cualquier hora del día, en la escuela o en el parque, y beber bebidas gaseosas, en la comida o en la cena, por ejemplo.
Todos esos productos llevan colorantes, conservantes y/o aditivos. Hasta el momento, no se sabía con seguridad que su consumo estaba directamente relacionado con el desarrollo de la hiperactividad infantil, un trastorno que afecta a un 3-5% de la población infantil.
Este trastorno del comportamiento se caracteriza por la impulsividad, la inatención o una combinación de los dos elementos anteriores. Los niños que lo padecen son excesivamente inquietos, suelen coger un objeto, desmontarlo y volver a dejarlo, les cuesta memorizar y concentrarse, discernir lo importante de lo superfluo y nunca terminan lo que empiezan, etc. En cuanto a su personalidad, se muestran tercos y obstinados y los padres suelen tener problemas con su educación, ya que raramente aceptan sus órdenes.
Un completo estudio elaborado por un grupo de científicos ingleses de la Universidad de Southampton y publicado por la revista The Lancet evidencia la relación entre el consumo de dulces con aditivos y el riesgo de padecer hiperactividad.
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El consumo de dulces y el desarrollo de la hiperactividad
Para comprobar la incidencia de los colorantes, los aditivos y los conservantes en los niños y estudiar su relación con la hiperactividad, se realizó un estudio a cerca de 300 niños con edades comprendidas entre los 3 y los 9 años.
Al conjunto, dividido en dos grupos en los que no todos padecían este trastorno, se le administró tres tipos de aditivos de forma aleatoria. El grupo de alimentos A contenía un mayor número de aditivos, el B una cantidad similar a la de consumo habitual de los niños a esas edades y el C un placebo, sin carga aditiva.
Los principales colorantes que utilizaron para la investigación fueron siete: el E110, colorante anaranjado que se utiliza en galletas, productos de pastelería y determinados aperitivos como los Doritos; el E102, colorante amarillo artificial para productos de repostería; el E122, colorante rojo para caramelos, helados, dulces y bebidas gaseosas como la Fanta; el E211, conocido como bezoato de sodio, se utiliza para la conservación de alimentos y está presente en bebidas conocidas como Pepsi Max o Sprite y el E124, E129 y E104.
Los resultados señalan que el consumo de este tipo de productos aumenta considerablemente los niveles de hiperactividad en los niños.