¿Sabías que las actividades relacionadas con el campo (la jardinería o el cultivo de una huerta) ayudan a potenciar la concentración y la capacidad de observación en los niños? Cada vez más en boga, las huertas urbanas facilitan el contacto de los niños con los ciclos de la naturaleza y la lógica del campo, que les devuelven el contacto con la tierra.
Desde hace algunos años, algunas ciudades como Madrid o Barcelona convierten parte de sus espacios urbanos abandonados en terrenos para cultivar y defender el autoconsumo. En estas improvisadas huertas, se cultivan productos de temporada, respetando los plazos de siembra y cultivo habitual. Muchos de ellos son huertos autogestionados, que defienden el cultivo biológico, sin productos químicos que aceleren el crecimiento o para hacer frente a las plagas.
Éste es el caso de De la Tierra. Un proyecto que nació de la mano de Elia López, Elena Redruello y Laura Carenas. Tres socias que juntas decidieron alquilar una parcela de 1 hectárea para hacer realidad su sueño. Fruto de la precariedad laboral que estaban viviendo y de su inquietud por el mundo del cultivo, emprendieron lo que hoy es su medio de vida, siguiendo la máxima de “si lo puedes pensar, lo puedes hacer”. Así, con muchas ganas e ilusión, convirtieron este espacio en un lugar donde las familias pueden disfrutar de un momento de ocio saludable y de beneficiarse del autoconsumo, ahorrando en la cesta de la compra de verduras, hortalizas y frutas.
A diferencia de los huertos urbanos, De la Tierra se encuentra a las afueras de la ciudad, en Ciempozuelos, a media hora de Madrid. Allí cada vez más familias alquilan su propio huerto (25-50 m2), en el que siembran y participan del contacto con la naturaleza. Muchas de estas familias acuden con sus hijos pequeños. En Elbebe.com charlamos con Elia López, una de sus promotoras, para que nos explique algunos de los beneficios de los huertos en los niños. ¿Por qué tener tu propio huerto? Aquí te lo explicamos.
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Beneficios de la huerta para los niños
Gran parte de vuestros huertos están alquilados por familias. ¿Qué podría enseñar una huerta a los niños?
En De la Tierra intentamos involucrar a los niños en la práctica del cultivo para que, de forma divertida y a través de su propia experiencia, adquieran valores y conocimientos que consideramos imprescindibles, como el disfrute en contacto con la naturaleza, el respeto por el medio ambiente o la importancia de una alimentación variada y saludable.
Los niños también aprenden a adquirir responsabilidades y refuerzan su autoestima. Por ejemplo, haciéndose cargo de un semillero o de una planta, regándola y cuidándola, hasta que consiguen llevarla al punto de la cosecha y… ¡al plato!
¿Creéis que los niños que tienen un huerto están más concienciados con el medio ambiente que otros niños que no están en contacto directo con el campo?
Un niño se verá motivado a probar todas las verduras y hortalizas si ha participado en su proceso de cultivo.
Sí, mucho más. Además, en De la Tierra cultivamos con métodos biológicos. No tratamos los cultivos con abonos químicos, pesticidas, ni herbicidas. Además de respeto por el medio ambiente, esto se traduce en respeto por uno mismo, por nuestra salud.
Actualmente, insistimos mucho a los niños en que hay que comer de todo… Y en este punto, creo que es más eficaz la puesta en práctica o el ejemplo, que la simple afirmación delante del plato de verduras.
Los huertos, ¿son una alternativa a actividades sedentarias como ver la televisión o jugar a los videojuegos?
Sí. Nosotras desde el principio buscábamos más alternativas a estas actividades, de forma que se abriera la baraja del ocio y que no fuera solamente sota, caballo y rey.
No pretendemos que se dejen de lado otras actividades, ya que pensamos que el uso de las nuevas tecnologías por ejemplo, puede reportar muchos beneficios si se utilizan adecuadamente. Pero sí queremos dar un aire nuevo al ocio actual y ampliar las opciones.
Un estudio reciente sobre los beneficios de la jardinería en los niños señala que los niños mejoran sus habilidades intelectuales y físicas. ¿Qué pensáis sobre este tema?
Cuando un niño está pendiente de quitar malas hierbas en un bancal o viendo cómo crece cada semana una lechuga, está practicando sin darse cuenta la observación y la concentración.
Creo que, en gran medida, las habilidades intelectuales aumentan a raíz de la concentración y de la pausa que implica atender una huerta. La huerta es un espacio que facilita que el niño se centre en una actividad concreta y tenga paciencia…
Casi sin querer aprende la lógica del campo, que hay que regar, que esto se hace a determinadas horas, en función de la estación del año… En verano por la noche, para que no se evapore el agua con el calor, y en invierno por la mañana, para que no se hiele por la noche y perjudique a la planta.
Igualmente las habilidades físicas se entrenan con la práctica y un huerto ofrece distintas opciones de ejercicio moderado.
¿Los huertos también son una forma de relacionarse con otros niños, no?
Nosotras venimos del campo profesional «de lo social». Pretendíamos que la huerta fuera ocio, pero ocio compartido.
Los niños de una huerta comparten tiempo con los de otra, aunque también se establecen relaciones intergeneracionales muy interesantes.
Por ejemplo, abuelos y abuelas explican a los nietos y a las familias cosas que ya saben. Y esto es algo realmente maravilloso.
Desde vuestra experiencia, ¿cuáles son las actividades con las que más disfrutan los niños?
Los niños están en un espacio limitado, pero al aire libre. Entonces su imaginación desempeña un papel importante. Te puedes encontrar a los niños contando mariquitas en una mata o haciendo una lanza con una caña que han encontrado por ahí o hablándoles a las gallinas o a las yeguas mientras les dan de comer.
Les gustan mucho las actividades hortícolas, ya que en la mayoría de los casos es algo que descubren por primera vez. Al principio, por ejemplo, reconocen las lechugas y poco más, pero a los pocos meses, conocen prácticamente todo y te sorprenden gritando a pleno pulmón “¡me han brotado 17 ajos!”
Creo que todo lo anterior es importante, pero pienso que realmente con lo que más disfrutan es de su propia libertad en un espacio abierto. Simplemente jugando sin que ellos mismos o sus padres tengan que estar pendientes, por ejemplo, de que pasen coches.
No siempre están sujetos a actividades concretas y creo que esto es algo que agradecen si pensamos que muchos de ellos pasan muchas horas en actividades guiadas (escolares o extraescolares).