A partir de los dos años, tu hijo crece a un ritmo más lento que en etapas anteriores. Aumenta alrededor de 5 centímetros entre los 2 y los 3 años de edad. Durante su tercer año de vida experimenta cambios físicos muy evidentes. Su cuerpo se estiliza y gana en proporción, pasando a tener aspecto de niño pequeño. Recuerda que no todos los niños se desarrollan a la misma velocidad.
Entre los 2 y los 3 años, tu hijo sigue creciendo, aunque el crecimiento se produce de forma más lenta y gradual que en sus primeros años. En líneas generales, el niño aumenta unos 3 o 4 kilos de peso y crece alrededor de 5 centímetros.
Ten en cuenta que no todos los niños crecen al mismo ritmo. La altura y el peso de nuestros hijos dependen también de la alimentación y de factores genéticos. La estatura y la complexión física de los padres influyen en gran medida en la altura y constitución de los hijos.
En esta etapa culmina la transformación de bebé a niño. Uno de los cambios más evidentes es la pérdida de volumen del cuerpo. Comprobarás que las piernas y los brazos de tu hijo se estilizan y que los músculos de las extremidades se desarrollan. Esto es gracias, en gran medida, a que el niño practica más actividades físicas: andar, correr, saltar…
La columna se endereza, por lo que el niño camina más erguido.
El cuello se alarga (se diferencia mejor la cabeza del cuerpo) y el tronco pierde corpulencia. En general el niño adquiere un aspecto más proporcionado.
La cara se afina (el niño pierde los mofletes característicos de los bebés) y la dentadura, por lo general, se completa. Los dientes que le faltan suelen brotar durante esta etapa.
También notarás que el aspecto de sus pies cambia, ya que empieza a desaparecer la almohadilla de grasa en la planta del pie bajo el arco, típica de los bebés. Esta almohadilla le daba una apariencia de pies planos.