Muchas mujeres desean que sus bebés nazcan en casa. Esto es así porque quieren dar a luz en un entorno positivo, tranquilo, en el que se respeten sus ritmos naturales y los de su bebé. Estas mujeres, que suelen estar informadas y sensibilizadas, desean ser las dueñas de sus partos, y no quieren permitir que profesionales o instituciones decidan por ellas.
Hasta mediados del siglo pasado, parir en casa era lo normal y todavía lo sigue siendo en Holanda, donde el 30% de los partos se realiza en casa.
En los Países Nórdicos, Australia y Canadá, donde la sanidad pública o los seguros médicos privados ofrecen la posibilidad de parir en casa, lo eligen el 3% de las mujeres.
En Estados Unidos, Europa mediterránea y en las ciudades de Sudamérica, donde debe pagarse el parto en casa, sólo lo eligen 3 de cada 1.000 mujeres. Es decir, los condicionamientos económicos influyen en esta elección.
Sin embargo, está aumentando el número de mujeres que eligen parir en casa. Las mujeres que desean parir en casa conocen las ventajas del parto en casa. Son mujeres informadas, preocupadas por su bienestar y el de su hijo en ese momento tan importante que es el parto.
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Las ventajas del parto domiciliario
Según un estudio publicado en la revista British Medical Journal, de los partos programados para realizarse en casa en el año 2000 en EE.UU., sólo el 4% necesitaron cesárea, sólo el 2% necesitaron episiotomía y sólo el 1%, fórceps.
Estas cifras son muy bajas comparadas con las de los partos realizados en los hospitales españoles, en las que las cifras de cesáreas son del 25,2% y las de parto con fórceps, del 10,5%.
Las mujeres conocen estos datos u otros parecidos y algunas desean evitar las intervenciones obstétricas excesivas y la inducción del parto y disfrutar de ese momento.
En casa, el parto puede realizarse de forma natural, con calma y sensación de confianza. La mujer sigue haciendo su vida normal rodeada de sus seres queridos, familiares y amigos.
Además, la embarazada debe estar asistida por un equipo formado por una matrona y, a veces, un ginecólogo, que la ayudarán en estos importantes momentos.
Si es necesario el traslado de la madre al hospital, el equipo médico y la embarazada habrán acordado previamente con el hospital más cercano esta posibilidad. Para ello, también tendrán que tener previsto el medio de transporte que podrían utilizar, si fuera necesario.
Los partos en casa y en el hospital tienen la misma seguridad y la mortalidad perinatal es similar en ambos casos.
Sin embargo, una de las grandes ventajas del parto en casa es la emocional. El parto requiere unas condiciones emocionales que pueden cumplirse en el domicilio. La mujer no tiene presiones sociales, tiene libertad de movimientos y se siente comprendida y no juzgada o estresada.
Asimismo, el bebé viene al mundo sin sufrimiento. No se corta bruscamente el cordón umbilical y no se separa al niño de su madre. Se ha comprobado que los niños que nacen en casa tienen una personalidad más fuerte y tranquila.
En conclusión, muchas mujeres quieren ser protagonistas de su parto. No quieren dejarlo en manos de las instituciones de salud y desean vivir de forma libre y tranquila este momento fundamental que es traer un hijo al mundo.