Los especialistas en pediatría y maternidad recomiendan la lactancia materna prolongada. Esto es así porque se ha demostrado que no interrumpir la lactancia precozmente aporta numerosos beneficios, físicos y psicológicos, al niño. Conocerlos es fundamental para madres y profesionales de la crianza.
La lactancia materna prolongada es aquella que se mantiene más allá de los 2 años. Esta definición se asienta en las recomendaciones de la OMS de alimentar exclusivamente con leche materna al bebé hasta los 6 meses y continuar con la lactancia, además de los alimentos complementarios hasta, al menos, los 2 años de edad.
La lactancia materna prolongada también se define como aquella lactancia cuya duración es mayor a la de la mayoría de las madres de su grupo sociocultural (si en un grupo la lactancia dura alrededor de 1 año, se considera lactancia materna prolongada a la que dura más de este tiempo).
Esta definición se basa en la comparación social que estima qué duración es la habitual en un grupo.
Sin embargo, no existen pruebas científicas que demuestren que a partir de cierto momento la lactancia natural sea perjudicial o pierda sus propiedades beneficiosas.
Asimismo, los patrones de duración de la lactancia materna a lo largo de la historia han estado determinados por factores sociales, culturales y personales. Así pues, no ha existido un patrón constante de duración de la lactancia a lo largo de la historia. Éste ha ido variando en función de tendencias sociales y culturales.
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La lactancia materna prolongada es recomendable
Se considera que la lactancia materna prolongada es recomendable por varios motivos.
En primer lugar, en diversos estudios antropológicosse ha sugerido que la duración natural de la lactancia se extiende hasta después de los 2 años.
En estudios basados en comparaciones con otros mamíferos se sugiere que la lactancia, en condiciones naturales, duraría hasta que el lactante alcanzase la tercera parte de su peso adulto, lo cual se produce entre los 4,5 y los 7 años de edad.
En segundo lugar, el desarrollo psicomotor y físico del bebé humano sugiere que la lactancia prolongada es lo natural biológicamente. Esto es así porque los niños continúan necesitando la succión para tranquilizarse y adquirir seguridad hasta bastante después de los 2 años de edad.
Asimismo, los niños continúan necesitando el contacto con el cuerpo materno durante varios años. El amamantamiento facilita y fomenta este contacto. Retirarlo pronto supone una vía menos de contacto piel con piel entre el niño y su madre.
En tercer lugar, la lactancia prolongada aporta numerosos beneficios tanto al niño como a la madre. Uno de ellos es la transmisión de defensas inmunológicas a través de la leche materna al niño. Se ha comprobado que cuanto menor es la duración de la lactancia, mayor es la incidencia de enfermedades en los niños.
El sistema inmunológico humano madura entre los 2 y los 6 años de vida. Esto indica que es posible que el destete precoz esté privando a los lactantes del efecto protector de la lactancia materna mantenida en el tiempo.
En algunos estudios a largo plazo se ha observado que la lactancia materna podría contribuir a la reducción de enfermedades cardiovasculares en la edad adulta.
Además, diversos estudios demuestran que la lactancia materna prolongada aporta beneficios psicológicos al niño.