La educación de los niños cobra una enorme importancia a partir del segundo año en adelante. Las claves de la educación a las que podemos recurrir los padres son la coherencia, la consecuencia, la constancia y la pertinencia. Cualquier tipo de educación se verá reforzada si se mantiene entre estos cuatro parámetros. ¡Te ayudarán a educar a tus hijos!
Entre los 1-2 años, la educación de los niños empieza a cobrar una gran importancia. A partir del segundo año, la mayoría de los niños hablan y corretean.
Esto significa, por un lado, que los niños empiezan a comprender nuestras palabras y, por tanto, a ser conscientes de si desobedecen.
Por otro lado, sus nuevas habilidades le permiten una mayor libertad, lo cual hace muy importante que comprendan hasta dónde pueden llegar.
El desarrollo emocional del niño de 1 a 2 años está marcado por la búsqueda de independencia y la creación de vínculos afectivos, entre otros aspectos.
En esta etapa, entre los 1-2 años, la educación cobra una enorme importancia sobre todo en relación a su desarrollo emocional, pues ayuda al niño a madurar y superar los «terribles dos años«.
Entonces, ¿qué podemos hacer los padres?
En este artículo te explicamos las 4 claves en la educación del niño de 1 a 2 años:
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La coherencia es el fundamento de una educación efectiva
Llamamos coherencia a la correspondencia entre:
- Lo que se dice y lo que se hace (comunicación verbal y no verbal).
- Lo que dicen y hacen el padre y la madre.
- Entre lo que se permite hacer hoy y lo que se permite hacer en otro momento.
Si no hay coherencia, el niño no comprende qué es lo que puede o debe hacer, se siente confuso si otro día cambia la norma. Como no sabe con qué carta quedarse, no obedece las normas.
Las incoherencias de los padres perjudican la educación de los niños, volviéndola ineficaz. Por esta razón, es importante que los padres nos pongamos de acuerdo, así como que cumplamos con lo que decimos. Por ejemplo, «si no recoges tus juguetes, no salimos al parque» y luego, resulta que lo hacemos, entonces, no estamos siendo coherentes.
Los niños son expertos en detectar las incoherencias y saben de forma instintiva aprovecharlas en beneficio propio.
Para los niños de 1 a 2 años sus padres son su referencia y modelo. El ejemplo que recibe de ellos marcará en gran parte su comportamiento. Cuanto más disciplinados y constantes sean los padres en la educación del niño, más lo será él.
La consecuencia ayuda al niño comprender las normas
La consecuencia referida a las normas de conducta significa que las mismas han de ser lógicas y estar relacionadas con las circunstancias.
Teniendo en cuenta que el niño ha aprendido a andar y es un explorador nato, para evitar malos comportamientos, es aconsejable alejar de él aquellos objetos que puedan ser una irresistible tentación.
También debemos evitar pedirle que haga algo en los momentos en los que se encuentra cansado, tiene hambre o está asustado, ya que lo más normal es que reaccione mal. La consecuencia es un ingrediente muy importante en la educación pues ayuda al niño a comprender y, por tanto, hacerse poco a poco responsable de sus faltas.
Si se da una norma, el niño debe saber qué es lo que puede pasar si no la cumple. Si la falta es leve, también debe serlo el castigo. Si es grave, podemos ser un poco más severos.
La pertinencia, una norma adaptada a la edad del niño
La pertinencia es la oportunidad de una norma o de un castigo. La pertinencia de un castigo determina su eficacia. Un castigo inoportuno no sirve de nada. Esto significa que las normas deben estar adaptadas:
- A la edad del niño (un niño de 2 años no puede aprender a comer con cuchillo y tenedor de forma apropiada).
- A su capacidad de comprensión (a esta edad no puede comprender algunas normas de higiene, como estornudar o toser hacia atrás).
- A las circunstancias: en un lugar nuevo, es de esperar que el niño no tenga claras las normas. Con un cuidador diferente, el niño dudará si la norma permanece e intentará ponerle a prueba.
Si no tenemos en cuenta la pertinencia de una norma, lo más seguro es que el niño sea incapaz de obedecerla, por lo que nos sentiremos frustrados en lo que se refiere a su educación.
La constancia es necesaria para la educación de los niños
La constancia es fundamental porque el niño necesita consolidar lo que aprende, a base de repetir.
A la hora de enseñar al niño unas normas básicas de conducta, los padres deben mostrarse firmes y constantes. De esta forma, aprenderá a amarse a sí mismo y a los demás y, en la relación con su entorno, se mostrará más tranquilo, receptivo y disciplinado.
La constancia ligada a la paciencia de los padres será la clave definitiva para ayudar al niño a aprender las normas y favorecer así su buena educación.