La creatividad es la capacidad de los niños para producir respuestas originales ante un problema. Es una habilidad que está en todas las personas y que puede desarrollarse. Es la capacidad de descubrir nuevas alternativas, de usar la imaginación. Es importante estimularla en nuestros hijos desde que son bebés pequeños. Debemos potenciar que exploren su entorno, investiguen y descubran para promover un pensamiento creativo.
La creatividad es la capacidad de crear, inventar, innovar… de generar ideas alternativas ante determinadas situaciones o respuestas para solucionar problemas.
Los seres humanos nacemos con esta capacidad necesaria para la adaptación al mundo en el que vivimos. La creatividad es un potencial de gran valor y un recurso útil que conviene estimular desde que nuestros hijos son bebés.
Los niños pequeños son naturalmente creativos. De hecho, es frecuente observar como aplican su imaginación ante diferentes situaciones cotidianas y como reaccionan con ideas propias y originales. Esta capacidad puede fomentarse para que se desarrolle en el futuro.
Cada día en la vida de un niño supone una aventura enriquecedora para su madurez mental y física. Del grado de satisfacción que obtenga en sus experiencias, dependerán su confianza y sus ganas de explorar.
Imaginemos una realidad en la que nosotros como adultos estuviésemos expuestos cada día a un mundo desconocido. Deberíamos familiarizarnos con él para nuestra supervivencia. Cómo nos enfrentaríamos a este reto: ¿abiertos y seguros de poder encontrar lo positivo que nos ofrece? o ¿temerosos y desconfiados?
En el bebé la segunda opción no existe. Su naturaleza le predispone a abrirse al mundo, a descubrirlo sin temor. Los padres deben procurar potenciar esta actitud positiva en su hijo. Por ejemplo, si el bebé juega en un parque conviene que explore su entorno sin importar mucho que se manche. El adulto con autoestima y confianza se enfrentaría a ese hipotético mundo nuevo con una actitud positiva, con interés por explorarlo y beneficiarse de lo que le ofrece. Reaccionaría ante las situaciones adversas con creatividad, desarrollando alternativas que le aportan soluciones.
La apertura mental del niño al conocimiento despeja los miedos, fortalece su autoestima y genera respeto y confianza hacia los demás. El niño aprende las infinitas posibilidades que la vida le ofrece a través del conocimiento y de la observación. Despierta al mundo del que forma parte. Crece receptivo, confiado y abierto a explorar. Desarrolla el ingenio y la imaginación a partir de sus experiencias.