La mayoría de los niños tiene el tiempo muy planificado durante el curso escolar, por eso suelen aburrirse cuando llegan las vacaciones de verano. Esto se produce, sobre todo, por una falta de estímulos. Por esta razón, es importante que los niños aprendan a gestionar su tiempo libre, realizando diferentes actividades o juegos no planificados, y a entretenerse solos o con amigos. Estos son nuestros consejos para ayudarte a manejar su aburrimiento.
«¡Mamá, me aburro! ¿Puedo ver la tele?». Qué padres no han escuchado algo parecido en periodo de vacaciones. ¿Y cuántos de nosotros, contagiados por la desidia, cedemos con un cierto sentimiento de impotencia o frustración? ¿Es que nuestros hijos no saben entretenerse solos?
Los padres debemos entender lo que está transmitiendo el niño con ese mensaje de aburrimiento. Podemos interpretarlo como, «no sé cómo manejar mi tiempo libre».
El aburrimiento conlleva una dosis de desinterés, apatía, hastío y carencia de energía. Es decir, faltan los estímulos. Si el niño está acostumbrado a que todas sus actividades estén dirigidas y su tiempo ocupado por ellas, siente un vacío que no sabe cómo llenar cuando se enfrenta al tiempo libre. Los estímulos ya no llegan desde fuera, tiene que encontrarlos por sí mismo.
Cuando esta circunstancia se produce, empieza la tarea de aprender a gestionar su propio tiempo de ocio, sin planificación y sin dirección. Si el niño no es capaz de conseguirlo, debemos estar alerta y reflexionar acerca de la organización de su tiempo diario, quizás esté demasiado dirigido.
Este es un problema actual, que viene provocado por la rigidez de los horarios y la cantidad de actividades a las que se ve sometido el niño durante el curso escolar. Por esto, a veces, es conveniente sugerir alguna actividad (por ejemplo un juego), como motivación inicial y dejar que el niño lo continúe, lo modifique a su antojo y aprenda a disfrutar de su libertad. A su lado, los padres podemos participar de su diversión, pero siempre abiertos a sus ideas.
El valor del tiempo libre es precioso para el desarrollo de la creatividad y la imaginación. El motor para que esto se produzca es que el niño tenga intereses. Un niño estimulado, marcará la actividad que quiera llevar a cabo a partir de sus inquietudes. De esta forma, potenciará su capacidad creativa a través del entretenimiento.