Un estudio, publicado en la revista científica The New England Journal of Medicine el pasado 5 abril de 2007, analizó la relación entre el consumo de vitaminas y el bajo peso al nacer, la prematuridad y la muerte fetal de un grupo de bebés recién nacidos. El estudio se realizó a 8.469 mujeres embarazadas de la ciudad de Dar es Salam, en Tanzania, durante los años 2001 y 2004.
Uno de los factores fundamentales para un correcto desarrollo del feto es la alimentación de la madre durante el embarazo. La aportación de cinc o vitamina B12, entre otros, favorece el nacimiento de un bebé saludable.
Para conocer de cerca cómo incidían los complementos vitamínicos en las embarazadas y en los futuros recién nacidos, un grupo de investigadores realizó una muestra en Dar es Salam (Tanzania) a 8.469 mujeres.
Las embarazadas se encontraban en una edad gestacional entre la 12 y la 27 semanas.
A todas las participantes se les administró hierro (que ayuda a prevenir la anemia) y ácido fólico (que previene los defectos del tubo neuronal). El objetivo de los expertos fue analizar qué porcentaje de bebés nacían con bajo peso, prematuramente o fallecían tras dar a luz.
Ninguna de las participantes seleccionadas estaba infectada por el SIDA, a pesar de que Tanzania es uno de los países con mayor índice de padecer esta enfermedad.
Para realizar el ensayo establecieron dos grupos: al primero se le administró un complemento vitamínico compuesto por las vitaminas B, C y E y al segundo un placebo. El tratamiento se prolongó hasta seis meses después de dar a luz.
Los resultados indicaron que el riesgo de dar a luz a un bebé con bajo peso es menor en el grupo al que se le administró las vitaminas. Sin embargo, los partos prematuros y la defunción de los recién nacidos apenas presentó variaciones entre un grupo y otro.
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