El Virus Respiratorio Sincitial (VRS) es una de las infecciones respiratorias más comunes en bebés y niños pequeños y la principal causa de bronquiolitis y neumonía en lactantes.
Consulta en este artículo una guía completa sobre el VRS, sus síntomas, cómo se transmite y las mejores maneras de proteger a los más pequeños.
ÍNDICE DE CONTENIDOS
¿Qué es el Virus Respiratorio Sincitial?
El VRS es un virus que afecta principalmente las vías respiratorias. En la mayoría de los casos, los bebés contraen este virus antes de los dos años de vida.
Para la mayoría, la infección es leve y se parece a un resfriado común. Sin embargo, en algunos casos, puede causar complicaciones graves, especialmente en bebés prematuros o en aquellos con condiciones médicas preexistentes como problemas cardíacos, pulmonares o inmunológicos.
El VRS afecta al 90% de los bebés y causa el 78% de las bronquiolitis graves
El 90% de los bebés se infectan con VRS durante sus primeros dos años. Este virus es además responsable del 78% de los casos de bronquiolitis aguda grave.
También es la principal causa de hospitalización en lactantes menores de un año. Además, la infección grave por VRS en los primeros meses de vida puede aumentar el riesgo de desarrollar asma y otros problemas respiratorios a largo plazo.
¿Cómo se transmite el VRS?
El VRS es altamente contagioso. Se propaga a través de las gotículas que se emiten al toser o estornudar y puede sobrevivir en superficies hasta 12 horas. Los bebés pueden contraer el virus al entrar en contacto con personas infectadas o al tocar objetos contaminados como juguetes, pomos de puertas y mesas. Por esta razón, es crucial mantener una buena higiene, especialmente durante la temporada alta del VRS, que en España se extiende de noviembre a marzo, con picos en diciembre y enero.
El periodo de incubación del VRS es de 1 a 4 días, y las personas infectadas pueden ser contagiosas durante más de una semana, o incluso hasta cuatro semanas en casos severos.
Síntomas del VRS en bebés
Los síntomas del VRS pueden variar de leves a graves. Cuando el virus afecta solo las vías respiratorias superiores, los síntomas incluyen:
- Congestión nasal y estornudos.
- Tos seca.
- Dolor de garganta.
- Dolor de oídos.
Si la infección se propaga a las vías respiratorias inferiores, puede causar bronquiolitis o neumonía, que presentan síntomas más graves como:
- Dificultad para respirar o respiración rápida y corta.
- Sibilancias (silbidos al respirar).
- Tos persistente.
- Apnea (pausas en la respiración).
- Letargo y falta de apetito.
- Cianosis (coloración azulada alrededor de la boca o las uñas).
- Fiebre alta.
Si notas alguno de estos síntomas en tu bebé, es importante que consultes a un médico de inmediato para recibir el diagnóstico y tratamiento adecuados.
¿Existe un tratamiento para el VRS?
Actualmente, no hay un tratamiento específico para eliminar el VRS. En la mayoría de los casos, el tratamiento se enfoca en aliviar los síntomas y ayudar al bebé a recuperarse. Las medidas que pueden tomarse incluyen:
- Mantener al bebé hidratado ofreciéndole líquidos con frecuencia.
- Usar un aspirador nasal para ayudar a limpiar la mucosidad.
- Administrar analgésicos, siempre bajo la recomendación de un pediatra, para reducir el dolor y la fiebre.
Los antibióticos no son efectivos contra el VRS porque se trata de un virus, y no hay evidencia que respalde el uso de corticoides para tratar esta infección. En casos graves, puede ser necesario hospitalizar al bebé para administrar oxígeno, líquidos por vía intravenosa, o incluso asistencia respiratoria si es necesario.
Prevención del VRS: Cómo proteger a tu bebé
La prevención es clave para proteger a los bebés del VRS. Recientemente, se han aprobado en España dos opciones de vacunación para reducir el riesgo de esta infección:
- Nirsevimab: Un anticuerpo monoclonal recomendado para bebés menores de seis meses, o aquellos con alto riesgo de enfermedad grave por VRS.
- Vacuna para embarazadas: Se administra entre las semanas 32 y 36 de gestación para proteger a los recién nacidos durante sus primeros seis meses de vida.
Además de la vacunación, hay medidas prácticas que los padres pueden seguir para reducir el riesgo de infección:
- Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón, especialmente después de tocar objetos que puedan estar contaminados.
- Cubrir la boca y la nariz al toser o estornudar para evitar la propagación del virus.
- Evitar el contacto cercano del bebé con personas que presenten síntomas de resfriado o gripe.
- Limpiar y desinfectar regularmente las superficies y objetos que el bebé toca con frecuencia.
- Mantener al bebé alejado de ambientes con humo, ya que puede irritar las vías respiratorias y hacerlas más susceptibles a infecciones.
Importancia de la conciencia y la prevención
Dado que el VRS puede ser potencialmente peligroso para los bebés más pequeños y vulnerables, es esencial que los padres estén informados sobre los riesgos, síntomas y opciones de prevención. La vacunación y las medidas de higiene pueden reducir significativamente la propagación del virus y proteger la salud de los más pequeños.
En resumen, el Virus Respiratorio Sincitial es una infección común pero potencialmente grave en bebés y niños pequeños. Si bien la mayoría de los casos son leves y se resuelven por sí solos, los padres deben estar atentos a los síntomas más serios y tomar medidas preventivas para proteger a sus hijos. La vacunación y una buena higiene son claves para reducir el riesgo de contagio, y ante cualquier sospecha de infección, es vital acudir a un médico para el diagnóstico y tratamiento adecuado.
Fuente: Guía para padres sobre la VRS de la FENAER (Federación Española de Asociaciones de pacientes alérgicos y con Enfermedades Respiratorias)