La agitación del amamantamiento es una fase de la lactancia normal y pasajera. Conocer sus causas es importante para poder manejarla. Asimismo, es importante saber las opciones de las que dispone la madre para enfrentarse a esta complicada situación.
Se conoce por agitación del amamantamiento la situación en la que la madre experimenta angustia e, incluso, rechazo a dar el pecho a su bebé.
Durante la toma, la madre experimenta un intenso malestar emocional y, en ocasiones, también físico.
La mujer vive cada toma con urgencia e impaciencia porque termine. Además, siente emociones contradictorias y culpabilidad.
La agitación del amamantamiento suele producirse asociada a las siguientes situaciones: retorno de la menstruación después del nacimiento del bebé, si se produce un nuevo embarazo, cuando se amamantan a dos hijos a la vez (lactancia en tándem), cuando el niño amamantado tiene alrededor de 2 años de edad o en épocas de mucho estrés y ansiedad de la madre.
Puede acompañarse de dolor en los pezones asociado a cambios hormonales (ovulación, menstruación, gestación…). Asimismo, algunos niños, al crecer, van perdiendo la habilidad de mamar adecuadamente (abren poco la boca, clavan los dientes…).
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¿Cómo manejar la agitación del amamantamiento?
La agitación del amamantamiento es una fase de la lactancia que se considera normal y es pasajera.
Es importante que la mujer trate de identificar sus emociones, definirlas y legitimarlas, sin culparse por ellas.
Es esencial que la madre reconozca sus propias necesidades y se las exprese a su hijo si éste es capaz de comprenderlas por su edad, para hacerle partícipe de sus decisiones.
Por ejemplo, a un niño de 2-3 años se le puede decir “Me duele, cariño. Necesito descansar”.
Las opciones de que dispone la madre que está experimentando agitación son varias.
El destete es una de ellas. Algunas mujeres deciden destetar motivadas por estas sensaciones negativas que produce la agitación. En estos casos es positivo recordar que el destete siempre debe hacerse de manera gradual.
Otra opción es reducir la frecuencia de las tomas o acortar la duración de las mismas.
Por último, algunas mujeres deciden que quieren continuar con la lactancia, sin reducir tomas ni plantearse el destete. En estos casos, el apoyo emocional a estas madres es esencial. La ayuda profesional puede ser una buena manera de obtenerlo.