La carne se introduce en la dieta del bebé alrededor del séptimo o del octavo mes. Se empieza con la ternera y el pollo, que van alternándose. Se le darán en puré y pueden mezclarse con otros tipos de alimentos. Es importante que el bebé se acostumbre a nuevos sabores y texturas gradualmente. Así, cuando sea más mayor comerá de todo y podrá llevar una alimentación sana.
Se llama carne a los músculos de los animales. Los humanos consumimos la carne de muy variadas especies: cerdo, cordero, vacuno, pollo, pavo, conejo… Y, más rara vez: cabra, caballo, liebre, perdiz, venado,…
Aunque por el color se habla de carnes rojas y carnes blancas, desde el punto de vista nutricional apenas hay diferencia entre ellas. Las carnes «de segunda» son algo más duras y saben ligeramente distinto de las de «primera».
Las carnes pueden tener distinta composición de grasa (entre un 5 y un 20%). Sin embargo, la cantidad de proteínas es bastante constante (18-22%). Conviene recordar que el 70% de la composición del músculo es agua.
Los minerales que se encuentran en mayores cantidades en la carne son el hierro, el fósforo y el cobre. También hay vitaminas del grupo B.
Los niños toman carnes de muy diversas maneras:
- Trituradas junto con verduras en el puré.
- En trocitos: puede ser carne cocida, guisada, a la plancha, frita…
- La carne picada suele acompañar a platos de pasta, transformarse en albóndigas, hamburguesas o croquetas.