Cuando una mujer decide recurrir a las técnicas de reproducción asistida para concebir un hijo sin una pareja, la figura del donante anónimo, que hace posible la concepción, tiene un papel importante en la historia de vida de la mujer. La mujer elaborará una relación simbólica con esta figura y establecerá un vínculo emocional (simbólico) con la misma.
Las madres solas por elección son mujeres que han decidido desarrollar su maternidad en ausencia de un padre.
Generalmente, estas mujeres recurren a las técnicas de reproducción asistida para concebir a su hijo.
De esta manera, los padres de los hijos de estas mujeres son donantes anónimos. Las madres no los conocen pero, inevitablemente, se construyen simbólicamente una idea sobre ellos. Para la configuración simbólica del padre, inicialmente, la madre ha de plantearse por qué decidió tener a su hijo ella sola y cuáles fueron los motivos que la condujeron a concebir a su hijo de esa manera.
Desde este punto, la madre integrará en su historia personal este acontecimiento de importancia vital y a partir de él comenzará a construir su identidad como madre. En este sentido, conviene elaborar un imagen simbólica de esta figura desconocida y anónima, como es el donante, antes de la concepción.
La imagen que creamos de esta figura nos ayudará a explicar en un futuro el origen biológico a nuestro hijo.
Construcción simbólica de la figura del donante
Al ser anónima, esta figura se presta a que la madre la construya de muchas maneras diferentes, tantas como su imaginación le permita. Esto puede generar ambivalencias y conflictos emocionales que la mujer ha de resolver.
La mujer ha de trabajar esta figura desde su inicial deseo de ser madre, como el donante cuya generosidad le permitió hacer realidad su deseo. Poco a poco, la mujer irá generando un discurso interior que le será muy necesario cuando llegue el momento de transmitirle a su hijo cuáles son sus orígenes biológicos.
En estas familias, aunque desconocido, el padre existe, no se puede negar su existencia. Sin embargo, el donante no es una figura paterna, no tiene ninguna implicación emocional con la madre ni con el hijo. Es una figura cuya participación ha hecho posible la concepción, pero no será una figura paterna para el niño, excepto en los aspectos biológicos de la misma.
Así, es importante que la madre realice un trabajo a nivel simbólico sobre la figura del donante, lo integre en su historia de vida y sitúe a esta figura en un nivel emocional adecuado. Esto le facilitará la relación simbólica con él y la transmisión de sus orígenes biológicos a su hijo.