FamiliaTras la baja por maternidad, vuelta a la oficina

Tras la baja por maternidad, vuelta a la oficina

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Llevo toda la semana dándole vueltas a la cabeza para ver cómo consigo expresar con palabras mi estado de ánimo actual, y he llegado a la siguiente conclusión: Me siento feliz, pero feliz de verdad y a todos los niveles.

feliz.gifNo es que mi vida haya cambiado en los últimos días. Bueno sí, he vuelto a la oficina, se me ha instalado la suegra en casa, Sarita cada vez sufre más los celos de su hermano… Situaciones que a priori podrían desestabilizar a cualquier madre equilibrada y estupenda. Pues yo nada. Se ve que me crezco ante las dificultades (este es uno de los rasgos que definen mi nuevo carácter feliz y autoafirmado: “estoy encantada de haberme conocido” y me veo en positivo. A lo mejor esto de los libros de autoayuda me está perjudicando…). Pero en fin, sigamos reflexionando: Hace unas semanas me hubiera puesto de bajón absoluto ante la respuesta airada de mi jefe a mis reivindicaciones de jornada continuada (que no reducida): “Guadalupe, entiendo que quieras pasar más tiempo con tus hijos, pero esto no es Cáritas, y

la Agencia tiene que dar servicio también por las tardes”. Así que nada, en vez de tirarme a su yugular e increparle que es tremendamente injusto porque en mi trabajo nada afecta el salir a las cuatro de la tarde (como hace su querida sobrina), empecé a hacer mis respiraciones de preparación al parto (que he comprobado valen para cualquier situación de estrés), di media vuelta e intenté salir de su despacho muy digna y con la cabeza bien alta. Acto seguido, en vez de irme al baño para hacer pucheros de frustración, mi nuevo yo feliz reflexionó: ya que me voy a tener que pasar enésimas tardes entre estas cuatro paredes aprovecharé para desarrollar en la oficina todo lo que mis queridos niños no me dejan hacer en casa, es decir: escribir este blog, la compra por internet, hablar con mi madre…no sé, igual me da tiempo hasta de hacer algún cursillo a distancia. Vamos, que mi jefe me ha hecho un favor por estas horas de “tiempo libre” remunerado (mi madre diría que el que no se consuela es porque no quiere).
En cuanto a mi tiempo en casa también estoy dispuesta a enfocarlo en positivo: desde hace una semana que llegó mi suegra de Palencia para conocer al nuevo nieto hemos pasado de ser una reducida familia de tres miembros (los papás, Sarita y Álex) a una especie de émulo de Los Serrano: el despliegue del bebé ocupa por cuatro (en la cocina ya no tengo encimeras para poner esterilizador, calientabiberones, tarros de leche en polvo… en el baño se multiplican las cremitas, los geles, esponjas, sacamocos, sueritos fisiológicos, bañera y cambiador…). La abuela claro, también necesita su espacio: torres de medicinas, coladas con fajas, maxibragas y combinaciones color carne (¡Dios, pensé que ya no se fabricaban estas cosas!). Desde primera hora todo lo hacemos en común: desayunos, cola para entrar en el baño, comidas etc. Pero como dice mi hija, “No pasa nada mami”, seguro que con su experiencia de la vida me aporta toda su sabiduría sobre la crianza y educación de los hijos.
Lo que aún no he conseguido transformar en positivo son los irracionales celos de Sarita. Desde que he vuelto a la oficina hemos sufrido un monumental salto hacia atrás: nos hacemos pis cada noche con el consiguiente cambio de sábanas en plena madrugada, lloriqueos en cuanto la contrarían, y comentarios del tipo

“Pero mami, ¿por qué tienes que ir a trabajar si ya va papá?”. Pues eso digo yo (pienso para mis adentros), pero lección práctica de la vida: “Mi amor, el dinerito no llueve del cielo. Así que tenemos que trabajar los dos, y el trabajo dignifica al hombre”. “¿Y qué es “dignifica”?”. A estas alturas ya empieza una retahíla de preguntas retóricas sobre el “qué” y “el por qué” de cada comentario que se puede extender hasta los 10 minutos, y que por supuesto ahorraré a todo el que me esté leyendo.

Resumiendo, y para ser del todo sincera, a veces siento tremendas ganas de chillar ante cualquiera de las circunstancias arriba descritas, pero una vez superada la crisis, me siento feliz, pero feliz de verdad, y a todos los niveles.
¿Cuánto duran tus “micromomentos” de felicidad?
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Sobre el autor

Miriam Rodríguez Murphyhttps://www.elbebe.com/
Especialista en la redacción y edición de contenidos sobre una amplia variedad de temáticas desde el embarazo y el parto hasta la crianza y el desarrollo y la educación de bebés y niños. Miriam Rodríguez Murphy creó Elbebe.com en el año 2000, un portal pionero en ofrecer información de calidad y contrastada por especialistas sobre maternidad e infancia. Cuenta desde sus inicios con un equipo editorial formado por médicos especialistas, psicólogos y profesionales sanitarios para supervisar todos los contenidos relacionados con la salud de la madre y del bebé y niño. Se ha dedicado durante toda su trayectoria profesional a la redacción y edición de una amplia gama de contenidos, especializándose desde hace 23 años en información para madres y padres. Miriam Rodríguez es un referente en la creación de webs sobre maternidad e infancia en España y América Latina. Ha publicado artículos en medios online como Serpadres y MarieClaire, entre otros.
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