El juego es necesario a lo largo de toda la infancia. Va evolucionando a medida que el niño crece, pero su función es fundamental en todas las etapas. A través del juego, los niños aprenden. También ensayan conductas que necesitarán en el futuro. Hacia los tres años de edad aparece el juego simbólico. Esto es un hito muy importante en el desarrollo de la inteligencia del niño.
Para un padre o una madre es muy fácil darse cuenta de la necesidad que tiene un bebé de jugar, de cuál es el juego que le gusta y de cómo iniciarlo.
Sin embargo, a medida que los niños van creciendo, el propio ritmo de trabajo de los padres, la llegada de más hermanos, etc., puede hacer que desconectemos de la necesidad que muestra nuestro hijo de jugar o que pensemos que ya es lo suficientemente mayor como para seguir jugando a todas horas. Pues bien, los niños necesitan jugar porque así es como conocen el mundo, como aprenden a desarrollar ciertas habilidades y como se relacionan con otros niños y adultos.
A partir de los tres años hay un cambio fundamental en el niño, ya que sus juegos dejan de estar centrados en el movimiento y toma relevancia la imaginación y la fantasía. Aparece lo que se llama el juego simbólico, es decir, utilizar un plátano «como si» fuera un teléfono, una cacerola de gorro o hacer que están en el colegio o en el parque cuando en realidad no han salido de su habitación.
Su imaginación es desbordante y cualquier cosa puede «hacer de», sin embargo, la impulsividad a esta edad sigue siendo elevada y necesitan de la guía de un adulto para que la fantasía no les desborde. Así pues, pueden jugar solos y les gusta, pero necesitan ratitos de juego compartido con papá o mamá.
Para los padres también es muy revelador el juego de sus hijos. A través de él pueden conocer sus preferencias y sus gustos. Los padres, por su parte, pueden ayudarles a resolver conflictos, elaborar situaciones difíciles o aliviar el estrés de los niños.
El juego es además, el modo de relación con sus iguales, por eso es tan importante a partir de esta edad el juego con otros niños para aprender habilidades sociales básicas como compartir, cooperar, mediar, dialogar o defender sus derechos ante otro niño más «mandón».