La creatividad es la habilidad que permite al bebé y al niño encontrar soluciones nuevas a situaciones diversas del día a día. Esto implica que los bebés y los niños creativos experimentan, exploran e investigan activamente el entorno que les rodea. Su curiosidad les impulsa a relacionarse con los demás, a observar y a manipular. Todo esto facilita el aprendizaje y les ayuda a desarrollar su inteligencia.
La creatividad infantil permite al bebé o niño actuar con ingenio e imaginación y manejar sus frustraciones.
El niño creativo explora su entorno, siente curiosidad, busca alternativas, es receptivo y toma iniciativas. Si llevamos al bebé al parque observamos como se fija en los demás niños.
Las risas, los gritos, los movimientos, las palomas revoloteando a su alrededor captan su atención.
El bebé se muestra entretenido, alegre, estimulado.
Si le sentamos en el arenero, aprovecha esta oportunidad para tocar la arena, percibir su textura, su temperatura, su peso.
Su impulso explorador le invita a lanzar la arena e incluso a ¡saborearla! A su alrededor probablemente se encuentren otros bebés a los que quizá se aventure a acariciar, a sonreír.
¿Qué puede frenar el desarrollo de la creatividad en el niño?
Como seres que vivimos en sociedad, los niños aprenden a respetar unas normas de convivencia que implican sacrificar su espontaneidad natural a ciertas convenciones.
Esta adaptación a la civilización no debería limitar su curiosidad, ni su imaginación.
Si nos mostramos irritados con el niño y reprimimos sistemáticamente sus preguntas, no satisfacemos su interés. Entonces demostrará apatía.
Es inevitable que en la educación escolar conozca modelos o estereotipos que le determinen en cierta medida. Pero también el enriquecimiento personal que recibirá al socializarse estimulará su creatividad.