Los adultos, y en concreto los padres, tenemos que ayudar a los niños en su desarrollo y apoyarles para que se sientan seguros y felices. De hecho somos los encargados de proporcionarle un entorno feliz.
Los padres tenemos la obligación de proteger, cuidar, enseñar… a los niños. Pero además de los padres, existen otros organismos encargados de garantizar su protección. En el año 1989, la Asamblea General de las Naciones Unidas aprobó un tratado internacional que se conoce como la Convención sobre los Derechos del Niño.
Este texto reúne medio centenar de artículos sobre derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales que protegen a los niños. En la actualidad es el tratado más ratificado de la historia y todos los países que se han adherido a él están obligados a cumplirlo. Sólo Somalia, que carece de un gobierno reconocido y EE.UU, que antes de firmar un tratado realizó un análisis completo de todos los artículos, todavía no lo han aprobado en sus respectivos países, aunque sí lo han firmado.
España fue uno de los primeros países en ratificar el texto de la Convención sobre los Derechos del Niño.