Que los niños pasen parte de las vacaciones de verano con los abuelos es una opción que barajan muchas familias. Esto es positivo para todos: los niños cambian de ambiente y pasan tiempo con sus abuelos y los abuelos disfrutan de sus nietos y ayudan a sus hijos. Para los padres es una opción cómoda mientras están trabajando.
En verano es frecuente que nietos y abuelos compartan tiempo de vacaciones.
Para muchos padres, los abuelos resuelven el cuidado de sus hijos cuando estos ya no tienen colegio.
Los abuelos por su parte, desean sentirse útiles pudiendo hacerse cargo de los niños. Les refuerza la autoestima y les hace estar más activos.
Los niños conviven con sus abuelos y hacen actividades diferentes, comparten otro espacio. Además las normas suelen ser más flexibles y los caprichos más frecuentes.
Los abuelos tienen mucho que enseñar a sus nietos por la acumulación de experiencias y la sabiduría que da el paso de los años. Escuchar sus relatos, historias y recuerdos es gratificante y especial para los niños.
Los nietos también aportan la frescura y la energía de la infancia, que revitaliza a los mayores.
No obstante, algunos padres se sienten inseguros ante la idea de dejar a sus hijos al cuidado de personas mayores. Dudas acerca de si sabrán cuidarlo adecuadamente, de si el niño estará demasiado consentido o descontrolado, etc.
No olvides que los abuelos desean sobre todo disfrutar de sus nietos más que educarlos. ¡Ya te educaron a ti!
Por esto, es importante valorar primero las capacidades reales de los mayores, su estado físico y psíquico, su edad, las condiciones de espacio en las que van a convivir y si conocen bien a su nieto y se desenvuelven con él con soltura.
Los padres debemos ser conscientes de las limitaciones de la edad y no cansar a los abuelos en exceso, ni sobrevalorar sus fuerzas.
Y si decidimos dejar a nuestro hijo a su cuidado, debemos sentirnos tranquilos y confiados porque nadie velará más por su bienestar que sus propios abuelos.
Podemos acordar de antemano con ellos las conductas que no deben tolerar, para evitar confusiones en el niño o las rutinas que se han de mantener, pero relajadamente y dando un margen de tolerancia a los abuelos, que más que educar, querrán disfrutar de sus nietos.