En nuestra sociedad es muy frecuente que a algunos empresarios les disguste que sus trabajadoras se queden embarazadas. El embarazo se percibe como un riesgo para el rendimiento laboral de la mujer. Esto, en ocasiones, puede poner a la mujer en situaciones complicadas en su centro de trabajo.
En general, la situación de las mujeres en el trabajo es inferior a la de los hombres.
En toda Europa, los sueldos de las mujeres son inferiores a las de los hombres. Esta inferioridad aumenta con el embarazo y la maternidad. En nuestro país, la situación de las madres trabajadoras es muy difícil.
Las empresas no suelen ver con buenos ojos el embarazo y la posterior maternidad.
Las empresas consideran que el embarazo es una situación desfavorable para la empresa porque la mujer puede sentir molestias (náuseas, vómitos, etc.) que podrían obligarla a su falta al trabajo.
Esto no suele suceder, excepto que la mujer tenga alguna enfermedad o riesgo gestacional que le obligue a faltar al trabajo.
En algunos casos parece que la empresa empieza a valorar menos a la mujer cuando ésta inicia un embarazo.
Probablemente, esto se debe al miedo de la empresa a que se reduzca el rendimiento de la trabajadora. El rendimiento de la mujer nunca desciende durante el embarazo si no hay problemas añadidos.
En la gestación hay algunas situaciones que obligan a guardar reposo (amenaza de aborto, hipertensión, etc.).
En este caso, a veces, es necesario solicitar una baja laboral. Esta baja está cubierta por la Seguridad Social y no supone una carga para la empresa.
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Problemas laborales durante el embarazo
Las empresas, a veces, consideran una molestia tener que sustituir temporalmente a la mujer gestante que está en periodo de baja laboral o pedir a los compañeros que asuman las labores de la misma durante su ausencia.
En casos peores, la empresa puede «instar» a la mujer embarazada a abandonar el empleo o, incluso, pueden despedirla aduciendo motivos falsos.
Esto, por supuesto, no es legal, pero en muchos casos es difícil saber si el motivo del despido es la situación de la mujer o si hay otros motivos. La empresa normalmente aduce otros motivos.
En cualquier caso, la mujer gestante y madre necesita protección y amparo. Hay muchas empresas que facilitan estas situaciones (visitas al médico durante la gestación, permisos para lactancia materna, flexibilidad de horarios, etc.), pero hay otras que no lo hacen.
Una vez nacido el hijo, la empresa «inconscientemente» empieza a pensar que esto va a implicar que la madre falte al trabajo por enfermedades o necesidades de los hijos que suelen ser cubiertas por la madre.
Esto sucede porque la sociedad no acepta que los padres varones pueden asumir las necesidades de los hijos de la misma manera que las madres.
Afortunadamente, esto también está cambiando, ya que, actualmente, los padres varones pueden solicitar reducción de horario (con la reducción de salario consiguiente) para dedicar más horas al cuidado de sus hijos pequeños (hasta los 8 años).
Así, madres y padres comparten las tareas y pueden conservar sus trabajos. De todas formas, en general, suelen ser las mujeres las que solicitan estas reducciones de horario.
En cualquier caso, la gestación o la maternidad no suponen un riesgo para el rendimiento de la mujer trabajadora y, por supuesto, la empresa debe asumir la situación con total normalidad.