El cuarto del bebé debe ser un espacio pensado para favorecer su desarrollo. Los colores pueden influir en el estado de ánimo del bebé, en su sueño y su temperamento. Por ello, te recomendamos que evites ciertos colores, como el rojo, el amarillo o el negro, para pintar las paredes del cuarto de tu hijo. Hay otros colores, como el azul o el verde, que ejercen una influencia positiva en los niños.
Los colores transmiten sensaciones por lo que elegir correctamente las tonalidades de la habitación del bebé ayuda a que crezca en un ambiente de equilibrio y seguridad.
A la hora de elegir un color para las paredes de la habitación del bebé se recomienda utilizar un color único, en lugar de estampados o de mezclas de varios colores. Lo más adecuado es utilizar tonos pastel, aunque hay otras opciones que puedes contemplar:
ÍNDICE DE CONTENIDOS
Colores que podemos utilizar para la habitación del bebé:
- El azul es un color muy tranquilizador. Produce mucha paz y armonía y está asociado al afecto, la amistad, la fidelidad y el amor. Es recomendable sobre todo en tonos claros y pastel.
- El verde es el color de la esperanza. Está asociado con la naturaleza y expresa juventud, vigor. Para la habitación del bebé es recomendable en tonos claros y suaves.
Colores que debemos evitar para la habitación del bebé:
- El rojo es un color estimulante y pasional. Con él se expresa la ira, la agresividad, la pasión y el peligro. A pesar de que se considera un color que trae buena suerte no es aconsejable para la habitación del bebé.
- El amarillo irradia mucha luz y amplía el espacio. Su luminosidad hace que las habitaciones se vean claras e intensas. No obstante, no se recomienda para habitaciones de bebés, ya que éstos suelen llorar más en habitaciones de este color.
- El color negro expresa muerte, tristeza, nocturnidad. Se asocia a lo oscuro y a la tristeza. A pesar de que también es el color de la elegancia por excelencia, no está recomendado para decorar las habitaciones.
- El blanco representa la armonía y pureza. Con este color se asocian sentimientos de inocencia, paz, infancia, estabilidad y calma. Sin embargo, según el Feng Shui el blanco puede evocar frialdad, así que no se recomienda para las habitaciones con niños.