Familia¡Qué difícil es educar!

¡Qué difícil es educar!

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Conforme van pasando las semanas y me voy haciendo más vieja (cada día de experiencia como madre me hago más sabia que con años de viajes, lecturas de los clásicos y borracheras con los amigos en las que nos dedicábamos a arreglar el mundo) aprendo lo difícil que es esto de educar, sobre todo en estos tiempos democráticos que nos ha tocado vivir.
Recuerdo que de pequeña, en mi familia de cinco hermanos, mi padre representaba la autoridad por antonomasia. Llegaba tarde de la oficina, con cara de agotamiento y pocas ganas de tonterías, de modo que a ninguno se nos ocurría ni rechistar ante cualquiera de sus indicaciones. De hecho, creo que no daba ni indicaciones (que para eso ya estaban la muchacha y mi madre); después de la cena le dábamos el beso de buenas noches y sin más que hablar, a la cama.
Ahora todo es más complicado: Para empezar convivimos con nuestros hijos desde que abrimos el ojo hasta que lo cerramos. Y ahí, en ese preciso instante en el que nos dirigimos a sus cuartos para despertarlos entramos en una de las fases claves de nuestro pequeño mundo democrático: “la negociación”.
Olvídate de la práctica frase: “Esto es así porque yo lo mando, y punto”, ya que tu pequeñ@ mocos@ te mirará con cara de pasmo absoluto y repetirá hasta veinte veces: “¿y por qué mamá?, ¿y por qué mamá?, ¿y por qué mamá?…”, como exigiéndote, “razona mamá y dame un argumento de peso para moverme de la cama cuando lo que me pide el cuerpo es quedarme tirado un ratito más”. “Vale, perfecto, si te levantas rápido, te vistes solit@ y desayunas todo te llevo en coche a la guardería”. Craso error porque además de ganarte la bronca de tu jefe por llegar tarde, te has hipotecado ya las mañanas de toda esa semana; pero claro, algo hay que hacer para que el niño se ponga en acción.
Otro cantar es que una se cree que tiene que negociar sólo con los hijos para lograr los objetivos deseados por ambas partes. ¡Qué ingenuidad! El primero de todos con el que se supone debes estar de acuerdo, aunque sólo sea de cara a la galería, es con tu pareja. ¡Ay de ti!, como esos “perversos” te pillen en un renuncio del tipo: “Acábate la sopa porque de lo contrario no habrá segundo plato”, y ante la cara de pena del niño él responda: “Pero mujer, si ya ha tomado casi toda. Anda come el filetito”. Ahí ya has perdido la autoridad para los restos. Papá siempre será un refugio encantador mientras que a nosotras nos tocará jugar a sargento Rotenmeyer.
Por suerte mi hija mayor no pasa de los tres años y todavía no ha comprendido otra de las reglas básicas de la democracia que le intenta inculcar su padre: a la hora de tomar decisiones (qué programa de la tele ver, a dónde ir de paseo…) cada miembro de la familia tiene un voto, y la opción de la mayoría gana. Este dato sería una tortura, si tenemos en cuenta que padre-hija forman un tándem perfecto e indisoluble, por lo que me veo obligada a utilizar mis malas artes femeninas (sí, ¡¡es patético!!) para resolver este tipo de conflictos. La otra lectura es que con el bebé siempre se puede utilizar su voto como comodín, y así, nos solemos quedar en tablas.
Cada día, en fin, que se me presentan nuevas situaciones en las que conciliar posturas, llegar a acuerdos y calmar los ánimos más exaltados, mi respeto hacia los grandes ejecutivos, políticos y demás celebridades de nuestra sociedad se desvanecen. Son los padres los verdaderos héroes en estos turbulentos tiempos de democracia que nos ha tocado vivir.
¿Quién representa la autoridad en tu casa, tú o tu pareja? ¿Sois papás de la antigua escuela de la “imposición” o de la “negociación”?
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Sobre el autor

Miriam Rodríguez Murphyhttps://www.elbebe.com/
Especialista en la redacción y edición de contenidos sobre una amplia variedad de temáticas desde el embarazo y el parto hasta la crianza y el desarrollo y la educación de bebés y niños. Miriam Rodríguez Murphy creó Elbebe.com en el año 2000, un portal pionero en ofrecer información de calidad y contrastada por especialistas sobre maternidad e infancia. Cuenta desde sus inicios con un equipo editorial formado por médicos especialistas, psicólogos y profesionales sanitarios para supervisar todos los contenidos relacionados con la salud de la madre y del bebé y niño. Se ha dedicado durante toda su trayectoria profesional a la redacción y edición de una amplia gama de contenidos, especializándose desde hace 23 años en información para madres y padres. Miriam Rodríguez es un referente en la creación de webs sobre maternidad e infancia en España y América Latina. Ha publicado artículos en medios online como Serpadres y MarieClaire, entre otros.
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