El embrión anida en el útero de la embarazada la primera semana desde que se produce la concepción. Allí permanecerá a lo largo de los nueve meses de embarazo. Al final del primer mes de embarazo se adivina la futura médula espinal y comienzan a dibujarse las extremidades del feto. El corazón del feto se forma en este tiempo, así como el paladar, que al final del primer mes y medio está plenamente desarrollado.
La fecundación del óvulo supone el inicio del embarazo.
La concepción se produce cuando un espermatozoide o célula masculina se introduce en un óvulo o célula femenina atravesando su membrana.
El encuentro del óvulo y el espermatozoide se produce en una de las trompas de Falopio, cuyas vellosidades son las encargadas de transportar al óvulo hacia la cavidad uterina.
Una vez fecundado el óvulo, se forma una nueva célula denominada cigoto o célula huevo, que desciende por la trompa hasta el útero.
Durante ese trayecto se inicia el proceso de segmentación en el cual el cigoto se va dividiendo sucesivamente en 2, 4, 8, 16,… formando una estructura sólida de forma similar a las moras, denominada mórula.
Posteriormente, en su interior se desarrolla una cavidad y se inicia el estadio embrionario denominado blastocisto.
Éste se implanta en la mucosa uterina, preparada por la acción de las hormonas para la anidación en el sexto día tras la fecundación (que corresponde al día 21 desde el primer día de la última menstruación).
El periodo de receptividad del útero es corto, sólo de unas horas.
Si el embrión no llega al útero durante ese periodo, no podrá implantarse y por lo tanto, no progresará la gestación.
Una vez que se ha adherido a la cavidad uterina, el blastocisto seguirá su desarrollo embrionario. Empieza a alimentarse a través de los vasos sanguíneos de las paredes del útero y se inicia la formación de la placenta a su alrededor.
Durante toda la gestación, el futuro bebé recibe anticuerpos a través de la placenta que le protegen frente a cualquier enfermedad contra la que su madre tenga anticuerpos.
Hacia la tercera semana del embarazo, el embrión está formado por numerosas células que se nutren de una mucosa rica en sangre denominada mucosa uterina y que reviste las paredes del útero.
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En el primer mes de embarazo el aspecto de tu bebé se parece al de una alubia.
También se ha formado el corazón y el embrión tiene un sistema de circulación sanguínea rudimentario.
Al final del primer mes y medio tras la menstruación, se empiezan a dibujar las piernas y los brazos del embrión y el cordón umbilical se empieza a formar.
La cabeza es la extremidad más abultada y se adivina ya lo que en el futuro será la médula espinal.
El paladar ya se ha desarrollado.
El tamaño del embrión es de unos 4 milímetros y pesa menos de 1 gramo.
¡Ya queda poco tiempo para que empieces a sentir como late su corazón!