El contacto de la madre con algunos agentes físicos puede producir malformaciones congénitas en el bebé
Los agentes físicos son aquellos elementos que pueden llegar a producir alguna mutación genética. Las radiaciones ionizantes, la bomba atómica o los rayos X son peligrosos para el desarrollo de los futuros bebés.
De hecho, desde que se emplearon las radiaciones ionizantes se conocen su capacidad de producir cáncer y mutaciones genéticas.
Tras la explosión de la bomba atómica, nacieron muchos niños con graves malformaciones congénitas.
Las mujeres en edad fértil no deben realizarse radiografías por los posibles riesgos que entraña para el embrión.
El personal que trabaja en centros de radiodiagnóstico protege su cuerpo de las radiaciones mediante delantales de plomo. Las mujeres que trabajan en los citados servicios, deben aumentar su protección o eventualmente, dedicarse a otras tareas en lugares más alejados de las fuentes de radiaciones. No sólo al quedarse embarazadas sino ya desde que planifican el embarazo.
La forma del útero materno, en caso de ser anómala (útero bicorne) también puede ser causa de malformaciones, que más bien son “deformaciones”.
Las radiaciones de ultrasonidos (como las empleadas en la ecografía) no son ionizantes, por tanto, son inocuas para el feto.
No existen evidencias de que la proximidad a hornos microondas, teléfonos celulares o equipos informáticos tengan relación con malformaciones congénitas.
Artículos relacionados
Posibles causas de las malformaciones congénitas
En la mitad de los casos no se conocen las causas de las malformaciones congénitas, pero sí se sabe que hay algunos factores que pueden estar influyendo.
Tratamientos de las malformaciones congénitas
El tratamiento de las malformaciones congénitas depende del tipo de alteración y de la gravedad de la misma.
Las malformaciones mayores son alteraciones congénitas que afectan a la salud del bebé.
Las malformaciones menores son pequeñas alteraciones congénitas que no suponen un peligro para la salud del bebé.