Las necesidades del recién nacido y los deseos de sus familiares: ¿coinciden?

Una madre y un bebé en estrecho contacto físico
El nacimiento de un bebé es un acontecimiento familiar importante.
Más aun, cuando el número de hijos por pareja es reducido, algo bastante habitual hoy en día.
Así, cuando nace un bebé, la familia al completo suele volcarse en el recién nacido.
El deseo de estar con el nuevo miembro de la familia es intenso, todos quieren tomarlo en brazos y participar en su cuidado.
Sin embargo, el recién nacido acaba de experimentar un cambio ambiental fuerte y necesita irse adaptando paulatinamente a su nuevo habitat.
Para el bebé recién nacido, el ambiente más parecido al intrauterino es el cuerpo de su madre: su olor, su voz, su temperatura ofrecen tranquilidad y seguridad al bebé.
Dónde el bebé espera estar de forma natural es en estrecho contacto físico con su madre.
Conviene que la familia apoye a la madre en esta nueva situación, en la que ambos necesitan espacio.
Las necesidades del bebé y los deseos de los familiares
Es muy común que el recién nacido y su madre reciban cuantiosas visitas los días que siguen al parto. Los bienintencionados e ilusionados familiares y amigos quieren compartir el nacimiento del bebé.
No obstante, es importante que se respete la intimidad que la madre y su bebé necesitan en un período tan sensible.
La participación de la familia y los amigos en el postparto es muy beneficiosa en tanto que aporte apoyo emocional a los recientes padres y que ofrezca ayuda logística y de organización.
Sin embargo, es importante que los familiares respeten el límite que requieren la madre y el bebé en estas primeras semanas en las que se están reconociendo, estableciendo el vínculo afectivo, instaurando la lactancia, adaptándose a los nuevos ritmos y horarios que establecen las necesidades del bebé.
Asimismo, la familia ha de ser muy cuidadosa con sus comentarios y opiniones, pues los recientes padres están atravesando un período de gran intensidad emocional en el que necesitan ser acompañados, pero jamás juzgados.
El papel del padre es fundamental en lo relativo a preservar y fomentar la intimidad y la tranquilidad de su pareja y el bebé. En esta etapa, el padre ha de intentar equilibrar el deseo del resto de la familia y las necesidades de la madre y el bebé. Es él quien puede proteger el ambiente íntimo y tranquilo que madre e hijo necesitan.
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