Al final del embarazo notarás como disminuye la presión sobre tu diafragma y estómago. También puede que sientas más ganas de orinar. Se debe al descenso del feto, uno de los primeros avisos o síntomas de que el parto está cerca. Si estás esperando tu primer hijo, el descenso o encajamiento se producirá unas semanas antes del parto. Si ya has parido antes, sentirás que el feto está encajado poco antes de dar a luz.
Hacia el final del embarazo, la mujer puede notar el vientre más bajo. Se debe a que la cabeza del feto desciende hasta el punto más bajo de la pelvis, colocándose para recorrer el canal del parto. Se dice, entonces, que el feto está encajado.
En las mujeres que esperan su primer hijo suele ocurrir unas semanas antes del parto, mientras que en las que ya han tenido hijos es más común que el encajamiento se produzca poco antes del inicio del parto.
Muchas mujeres sienten una sensación de ligereza cuando esto ocurre, ya que la presión sobre el diafragma y el estómago desaparece permitiéndoles respirar y hacer la digestión mejor.
Por otro lado, el feto presiona más sobre la vejiga, por lo que la mujer sentirá deseos de orinar con mayor frecuencia y notará mayor presión sobre la zona del periné.
Durante el último mes del embarazo, la mujer acude al ginecólogo al menos una vez a la semana. En estas visitas, el médico comprobará si el feto está ya encajado mediante un examen interno y una palpación externa del abdomen, donde se puede llegar a notar la cabeza del bebé, o mediante valoración ecográfica.
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