Generalmente, una vez ha nacido el bebé la atención de la madre recae completamente sobre él, lo cual deja al padre en un segundo plano. Esta nueva situación puede producir un sentimiento de inseguridad en el padre, que se traducirá en dudas en torno a cómo actuar para cumplir su papel de la mejor manera posible sin interferir entre la madre y el bebé.
Por lo general tras el parto el hombre queda relegado a un segundo plano, a veces voluntariamente para no interferir en la relación madre-hijo y otras porque la madre le excluye de su relación con su hijo. Sin embargo, él, al igual que la madre, también se enfrenta a una nueva situación: la llegada del bebé.
Todas las palabras, consejos, instrucciones… que recibe el hombre durante el periodo de postparto van enfocados hacia el bienestar de la mujer y del recién nacido: cómo tratarlos, qué hacer para que ella esté cómoda… Pero ¿qué ocurre con las preocupaciones del padre, quién se va a ocupar de él?
Hay padres que sienten celos de la excesiva dedicación que su pareja presta al bebé, otros sienten inseguridad a la hora de cuidar a su hijo, algunos se preguntan si sabrán ser buenos padres…
Todos estos temores irán desapareciendo a medida que pasen los días y ambos compartan las nuevas experiencias. De este modo se establecerá una rutina agradable para todos los miembros de la familia.
También es importante que el padre no centre su atención exclusivamente en el recién nacido y comparta su preocupación por el estado de salud de la madre, que durante la gestación ocupaba toda la atención.
En el caso de que la sensación de inseguridad persista, conviene consultarlo con un especialista para que aconseje a la pareja cuál es el mejor modo de actuar.