Los factores que influyen en que un niño sea diestro o zurdo pueden ser genéticos, pero también ambientales puesto que la preferencia por el uso de un lado u otro del cuerpo, a veces, viene determinada por la manera en que el niño se acostumbra a realizar los movimientos. Es importante que se experimente con ambos lados del cuerpo durante los primeros años de vida.
En la preferencia lateral por uno de los lados del cuerpo influyen factores genéticos y emocionales.
Puede tener un componente genético, aunque no está demostrado. Sí que hay algunos niños zurdos cuyo padre o madre o algún miembro de la familia lo es. Lo que sí que sabemos es que el ambiente influye en el desarrollo final del niño como diestro o zurdo.
Durante los primeros años de vida de un niño es importante facilitarle que tenga una buena simetría corporal. Debemos estar pendientes de que:
-Saben dar la vuelta (de boca arriba a boca abajo y viceversa) con la misma facilidad hacia la izquierda que hacia la derecha.
-Les damos las mismas oportunidades de usar una mano que la otra o les ayudamos a que apoyen igual de bien un pie que otro.
La lateralidad aflora de forma espontánea en torno a los 4 ó 5 años si el desarrollo del cuerpo es simétrico, es decir, si ambos lados del cuerpo se mueven igual de bien. Si alguno de los dos lados del cuerpo no alcanza el mismo nivel de desarrollo que el otro puede que estemos condicionando al niño a usar más un lado del cuerpo simplemente por el hecho de que es el que mueve con más facilidad.
También hay otros factores que influyen en el desarrollo de la lateralidad como pueden ser los de carácter emocional. El niño puede llegar a ser diestro (o zurdo) por imitación de su hermano mayor al que admira o queda condicionado por la persona que le enseña a dibujar o por la disposición en las mesas del colegio. A veces copian la posición de un compañero de manera literal o en espejo (si está enfrente en una mesa redonda).
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Lateralización y aprendizaje escolar
No debemos angustiarnos por «conseguir» que nuestro niño sea diestro o zurdo sino simplemente apoyarle para que use aquella parte del cuerpo que le sale de forma espontánea o con más soltura y observar si su mano dominante coincide con su ojo, oído y pierna dominantes.
Sobre todo porque a la hora de leer o escribir en el colegio el cerebro funciona de forma más eficiente si la información que le llega está toda en un mismo hemisferio cerebral. Es decir, lo que oye por el oído izquierdo llega con más facilidad a la mano izquierda para escribirlo.
Así mismo, lo que escribe con la mano derecha se contrasta más rápidamente con la información del ojo derecho y así poder rectificar sobre la marcha aquello que escribe. La concordancia entre la mano, el oído y el ojo preferente es la que más influye en el aprendizaje escolar dado que ambos, ojo y oído, intervienen en la lectura y la mano se suma además a la escritura. La dominancia de pie tiene menos relevancia en este sentido.
Si observamos que no hay concordancia lateral tampoco hay que pensar que nuestro niño está abocado al fracaso escolar. Se puede trabajar para que la postura corporal a la hora de escribir sea correcta y existen ejercicios que potencian la conexión entre un hemisferio y otro y así favorecer un cerebro más eficiente.