El ombligo es la cicatriz que queda en todo ser humano después de cortar el cordón umbilical en el parto. Conviene asegurarse de que el muñón del cordón umbilical se seca y cicatriza de forma normal. Los cuidados del ombligo son muy importantes, pues la herida puede ser fuente de diversas infecciones en el recién nacido, como es el caso de la onfalitis.
En el útero materno, el bebé se alimenta a través de los vasos sanguíneos del cordón umbilical.
Al nacer, el médico estrangula, con una pinza, el cordón umbilical a unos centímetros del ombligo y lo corta.
El trozo que permanece unido al bebé se seca y se desprende aproximadamente dos semanas después.
- ¿Qué es el ombligo?
- Higiene y cuidados del ombligo del bebé
- ¿Qué es una onfalitis?
- Sangrado del ombligo del bebé
- Ombligos feos o abultados
- Hernias umbilicales
ÍNDICE DE CONTENIDOS
¿Qué es el ombligo?
Es una cicatriz, un resto del cordón umbilical. El cordón umbilical, tras ser pinzado y cortado, se va secando. Al cabo de unos días (pueden ser sólo 3 o hasta 15 días o más), se cae y queda el ombligo como cicatriz.
Higiene y cuidados del cordón umbilical
Conviene asegurarse de que el muñón del cordón umbilical se seca y cicatriza de forma normal. Para que la pinza no moleste al bebé, se rodea el muñón umbilical por la base, entre la pinza y la piel del abdomen, con una gasa.
Para facilitar el secado y evitar que se infecte conviene:
- Evitar que se moje durante el baño o con la orina.
- Si se ha mojado, secarlo con una gasa.
- Aplicar alcohol de 70 ó 90º; sirve para facilitar que se seque.
- Un desinfectante, aplicado 1 o varias veces al día, es útil. Por ejemplo: clorhexidina.
- No se debe utilizar povidona iodada (Betadine©) como antiséptico. Se ha visto, en estudios realizados, que produce un bloqueo transitorio de la función tiroidea por sobrecarga yodada.
- Tampoco se deben utilizar los polvos de sulfamida clásicos ni mercurocromo porque pueden producir reacciones en la piel que pretenden curar.
Muchos padres tienen reparos para el cuidado del ombligo, pero pueden estar tranquilos:
- El ombligo no duele.
- Aunque se aplique alcohol, no escuece. El bebé solo siente frío.
- Aunque dé repugnancia cuidar el ombligo, es importante hacerlo para evitar infecciones.
¿Qué es una onfalitis?
Es la infección del ombligo. Se produce rara vez, pero es potencialmente peligrosa. Para prevenirla se debe desinfectar bien el ombligo.
El primer signo es que éste huela mal. Si el cordón umbilical está anormalmente húmedo y huele «a podrido», consulte al pediatra.
Sangrado del ombligo del bebé
Es normal que el ombligo sangre un poco los primeros días y también cuando se cae el cordón. Pero sólo serán algunas gotas que manchan la gasa pero no la empapan.
Un sangrado profuso (la gasa se empapa) indica trastorno de la coagulación, por lo que habrá que consultar al pediatra.
Ombligos feos o abultados en el bebé
Al caerse el cordón, a veces el ombligo queda hacia fuera entre 0,5 y 1 cm. Esto se denomina «ombligo cutáneo». A lo largo del tiempo se irá metiendo hacia dentro de la piel. Sólo algunos niños siguen teniendo el ombligo hacia fuera durante algunos meses.
Otras veces, al caerse el cordón, en el fondo del ombligo queda un pequeño bulto rosado y brillante, llamado granuloma. Aplicar nitrato de plata ayudará a que se cicatrice y seque.
El nitrato de plata es inocuo. No escuece. Mancha la piel durante unos días (¡Y la ropa para siempre!).
Hernias umbilicales en los bebés
Una hernia es un abultamiento en la piel producido por una víscera interna que se sale de su lugar habitual aprovechando alguna zona de la pared del abdomen en que ésta es más débil, como por ejemplo el ombligo o la ingle.
El ombligo, situado entre los dos músculos «rectos del abdomen», puede ser una parte débil de la pared abdominal. Es normal observar las primeras semanas un bulto cuyo centro es el ombligo.
Si se apoya un dedo en el ombligo, se percibe una especie de «ojal» por el que parece que asoman un poco las asas intestinales. Al apretar suavemente, se notará que vuelven a entrar a la cavidad abdominal.
Estas hernias pequeñas, de menos de 2 cm de ancho, tienden a cerrarse de forma espontánea. Las hernias mayores no suelen desaparecer solas, sino que tienden a crecer y necesitarán ser operadas más adelante.
Por lo general, las hernias no duelen. Sólo son dolorosas si la parte del intestino que está atrapada se inflama y no puede regresar al abdomen. En ese caso se habla de «estrangulamiento» de la hernia, que además suele producir vómitos.