Al tercer mes de vida, la mayoría de los bebés ha adquirido una cierta rutina que permite a los padres organizarse mejor. Algunos bebés, por su temperamento, son más impredecibles. En cualquier caso, al tercer mes todos los bebes duermen menos horas que los recién nacidos. Además, muchos bebés adquieren ciertas habilidades o trucos para dormirse solos, lo cual permite a los padres un mayor descanso.
Algunos bebés son predecibles en su horario y en sus reacciones. Otros bebés se comportan, en general, de manera más caótica e impredecible. El temperamento del bebé puede influir en su manera de dormir.
La etapa de cólicos llega a su fin, por lo general, al tercer mes de vida del bebé. La mayoría de los bebés se vuelve entonces algo más regular en sus horarios.
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¿Cómo es el sueño del bebé de 3 meses?
A la edad de tres meses, el sueño nocturno del bebé se habrá ido alargando. Las siestas del bebé serán, por el contrario, cada vez más breves.
Los bebés que toman el pecho tardan más en adaptarse al sueño de los mayores y puede que sigan mamando varias veces durante la noche. Los bebés que toman biberón suelen dormir de un tirón 6, 8 y hasta 12 horas.
En general, puede decirse que el bebé de tres meses duerme menos horas que el bebé de un mes.
El sueño normal tiene periodos o fases muy bien estudiadas que se alternan. Se producen fases de sueño profundo y otras de sueño ligero o REM, que se llama así porque, debajo de los párpados, se percibe el rápido movimiento de los ojos (Rapid Eye Movement).
Durante la fase REM se sueña. Algunos bebés se mueven o agitan. Durante esta fase es más fácil que cualqier estímulo despierte a nuestro bebé. Por ello, es preferible no tocar ni hablar al bebé aunque su sueño nos parezca intranquilo. Lo ideal es dejar al bebé dormir todas sus fases de manera natural. Enseguida entrará en un nuevo ciclo de sueño profundo.
Cuando los bebés comparten habitación con los padres, puede haber ruidos (una cama que cruje, un papá que ronca…) que despierten al bebé en alguna de esas fases de sueño ligero. En principio, hay que dejarle que intente, por sí mismo, reanudar el sueño. Si no lo consigue, entonces no hay inconveniente en atenderle y ayudarle a dormir.
Notarás que, en torno a los tres meses, se reduce la cantidad de horas de sueño REM o sueño ligero. Las horas de sueño profundo son todavía las mismas que cuando acaba de nacer.
Trucos del bebé de 3 meses para dormirse
Es conveniente que los bebés adquieran habilidades que les permitan tranquilizarse por sí solos. Cuando por algún ruido o por la propia fisiología del sueño, se hayan despertado, estas habilidades o trucos les ayudarán a volverse a dormir sin tener que recurrir a la ayuda de los padres.
Algunos bebés se chupan el dedo, mientras que otros buscan una postura especial: los que duermen boca abajo, reptan hasta apoyar la cabeza contra el acolchado de la cuna. Otros se acurrucan en posición fetal. Otros bebés se mueven de forma rítmica.
Estos trucos harán que el bebé se sienta, en general, más seguro y crezca de forma más autónoma. Si continuamente los padres hacemos las cosas por ellos, no les permitimos adquirir esta autonomía. Disponer de recursos propios es fundamental en todas las etapas de la vida. Esto se debe aplicar al sueño, a la comida, a vestirse por sí mismos y a hacer las tareas escolares. Y se debe tener en cuenta a lo largo de todas las etapas que atravesará nuestro hijo hasta que llegue a convertirse en una persona adulta.
La mejor manera de enseñar a dormir al bebé de tres meses
Lo más deseable, y a la vez lo más normal, es que el bebé aprenda a dormir por sí mismo de manera natural. De hecho, si nada se lo impide, a los tres meses de edad el bebé habrá encontrado diferentes maneras de quedarse dormido cuando algo le despierte.
Sin embargo, tampoco es raro que, por diferentes motivos, a algunos bebés les cueste conciliar el sueño ya desde muy pequeños. Puede que el ambiente del cuarto no sea el idóneo para dormir, que nuestro bebé sea especialmente sensible a los ruidos o la luz, o que, sencillamente, sea de temperamento difícil.
Para abordar estos casos, existen dos tendencias un tanto contrapuestas. De una parte, están quienes son partidarios de adaptarse totalmente a los horarios del bebé. Estas familias suelen preferir dormir en la misma habitación que su bebé y, en ocasiones, acostar al bebé en la cama, hasta edades, a veces, muy avanzadas.
De otra parte, están quienes opinan que es mejor que sea el bebé el que se adapte, cuanto antes, al horario de los adultos. Con este fin, colocan la cuna del bebé en otro cuarto y, a menudo, piensan que dejando llorar a su hijo este aprenderá a dormir por sí mismo antes que si atendieran su llanto.
Posiblemente, la mejor manera de que el bebé aprenda a dormir se encuentre en el punto medio. Hay que combinar los deseos y las necesidades de los padres con las necesidades del bebé. Un bebé tranquilo y regular no necesitará ningún tipo de entrenamiento para aprender a dormir, por lo que, si llora o se despierta durante la noche, lo más probable es que tenga algún problema y necesite de veras ser atendido.
Por otro lado, no deberíamos ser demasiado «duros» con los bebés difíciles e irregulares. Por lo general, dándoles ese cariño «extra», les ayudamos a crecer sin carencias y a que, en el futuro, no sufran trastornos del sueño.