Durante su primer mes de vida, los bebés recién nacidos emplean la mayor parte del tiempo en dormir. Se despiertan casi exclusivamente para comer, cada 2-3 horas de media. Algunos bebés espacian más las tomas durante la noche, ya desde el principio. Esto depende del temperamento del recién nacido, aunque el tipo de alimentación también puede influir en el horario del bebé.
Antes de nacer, el bebé no tiene horario. Se alimenta de forma continua a través de la placenta. No tiene hambre. Duerme cuando le parece y nadie lo controla.
Durante el primer mes de vida, el horario de un bebé suele ser un poco caótico y se rige básicamente por la necesidad de alimentarse. Después de saciar el hambre, el bebé se relaja y suele dormir.
Algunos bebés sí son regulares para comer y dormir, otros lo son menos. Esto depende del temperamento del bebé.
Los bebés suelen hacer entre 8 y 12 tomas de pecho las primeras 2-4 semanas de vida y las reparten de dos formas diferentes:
- Unos, a lo largo del día y de la noche. Los intervalos son siempre de 2-3 horas.
- Otros, durante la noche hacen una pausa más larga (de 4-5 horas), con igual número de tomas en total, o sea, que toman cada 1 hora y media o 2 horas.
Ambos tipos de bebés ingieren similar cantidad de leche en total.
El ritmo interno del bebé no es fácil de modificar, y menos lograrlo enseguida. El horario de los bebés se va adaptando con respecto a:
- El flujo de leche. Cuando la madre empieza a producir cantidad de leche adecuada a las necesidades del bebé, normalmente a partir de la tercera semana, a veces, más tarde.
- Los cuidados recibidos, que condicionarán la cantidad y calidad de los estímulos ambientales.
Durante el primer mes, el bebé duerme aunque haya ruido a su alrededor o aunque sea pleno día. Más adelante, estos factores le influyen cada vez más.