Golpes de calor en bebés y niños
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El golpe de calor se produce cuando el bebé o niño está expuesto a una temperatura exterior muy elevada y su mecanismo termorregulador no consigue regular su temperatura corporal debido a su inmadurez.

Es importante que los padres sepan reconocer los síntomas de un golpe de calor en el bebé o niño. Si tu hijo se muestra aturdido y su piel está muy caliente, es posible que esté a punto de sufrir un golpe de calor.

En este artículo te explicamos qué hacer ante un golpe de calor del bebé o niño, aunque lo mejor es prevenirlas siguiendo unas sencillas pautas.

Un golpe de calor es una afección muy grave, incluso puede producir la muerte. Por esta razón los bebés nunca deben estar expuestos directamente al sol, al menos hasta los cuatro años de edad. Los ambientes más peligrosos son los lugares excesivamente calurosos y húmedos.

En ocasiones, esta enfermedad típica del sol se produce por despiste o falta de cuidado de los familiares o padres.

Algunos ejemplos comunes son dejar al bebé en un coche estacionado con las ventanillas y puertas cerradas o exponerlo a una temperatura elevada durante más de quince minutos sin ningún tipo de protección.

En este artículo sobre golpes de calor en bebés y niños:

¿Cómo se manifiestan los golpes de calor en bebés y niños?

Los golpes de calor se producen cuando los niños pequeños están expuestos a una temperatura elevada, superior a la habitual.

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Cuando se produce un golpe de calor, el bebé o niño pequeño se muestra aturdido, su piel está caliente, las venas se hinchan, aumenta su temperatura corporal hasta alcanzar los 39º, e incluso puede llegar a desmayarse.

El bebé o niño pequeño además puede presentar sequedad en la piel u otros síntomas como dolor de cabeza o convulsiones.

¿Qué hacer frente a un golpe de calor en bebés y niños?

Si tu hijo, ya sea un bebé o un niño pequeño, sufre un golpe de calor es importante que mantengas la calma, pero debes actuar con rapidez.

En este caso, si el golpe de calor es grave, hay que llevar al niño a un lugar fresco y ventilado, quitarle la ropa y ofrecerle una solución de rehidratación oral, que puedes adquirir en una farmacia.

Con un paño húmedo conviene refrescar su cuerpo, y en especial su nuca y sus muñecas. También es aconsejable elevar un poco los pies del suelo y abanicarle con el objeto de facilitar la transpiración.

Aunque tu bebé mejore, es aconsejable llevarlo a urgencias para que el médico realice un diagnóstico más preciso.

¿Cómo prevenir los golpes de calor en los bebés o niños?

Una de las medidas de prevención para evitar los golpes de calor es evitar las altas temperaturas y la exposición al sol de tu bebé sin protección.

No expongas al bebé o niño al calor

  • Aclimata al niño a un ambiente determinado (playa, piscina, montaña…) de forma progresiva. Por ejemplo, el primer día basta con exponerlo a la temperatura ambiente durante 10 minutos, el segundo 20 minutos, el tercero media hora,…

Evita las horas centrales del día

  • Evita las horas centrales del día a la hora de realizar vuestros planes. Tanto en tu residencia habitual como en tu destino de vacaciones, busca un lugar fresco y a la sombra para tu bebé.
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Protege al bebé con una sombrilla y protector solar

  • Lleva siempre una sombrilla o un protector solar al lugar que elijas. Además de una buena crema de protección solar alta, que debes aplicar tanto los días de sol como los días nublados, viste a tu bebé con una camisa de tonos claros y de tejido transpirable, y protege su cabeza con un gorro o sombrerito.

Observa el estado de ánimo del bebé

  • Observa su estado de ánimo, si está alegre o decaído, ya que su comportamiento puede ser un indicador de que algo ocurre, y también el tono y aspecto de su piel (enrojecida, sudorosa…). Y si detectas alguno de los síntomas del golpe de calor actúa de la forma que hemos descrito en el punto anterior.

Ofrécele de beber a menudo

  • Para evitar que el golpe de calor desencadene en una complicada deshidratación, es muy importante que ofrezcas de beber con frecuencia a tu hijo, aunque parezca que no tenga sed. Si a tu bebé le cuesta beber, prueba a darle pequeños sorbos a lo largo del día.