Un estudio, publicado en The Journal of the American Medical Association en noviembre de 2006, difundió que el síndrome de la muerte súbita del lactante se produce por anomalías en una zona del cerebro que regula la respiración, el ritmo cardíaco y el despertar. Un posible defecto de origen genético podría ser la causa del fallecimiento de los bebés. Hasta el momento, los especialistas no conocían cuáles eran las razones que provocaban la muerte blanca en los pequeños.
En la actualidad, siete de cada diez mil niños mueren sin causa aparente por el síndrome de la muerte súbita del lactante, según fuentes consultadas. La mayoría de estos bebés fallecen entre el primer mes y año de vida. Muchos son los padres que se angustian ante una experiencia como ésta. La muerte se produce sin dolor y sobreviene de forma repentina.
El sentimiento de culpa suele ser el denominador común entre los familiares. Este tipo de muerte trae consigo una profunda investigación en la que se realiza una autopsia completa del pequeño, una exploración de la escena de la muerte y un estudio de la evolución de la historia clínica del niño y la familia. De forma que el objetivo de este estudio, realizado en EE.UU, era determinar las causas que lo producen.
Un nuevo descubrimiento
Hasta el momento, en estudios anteriores los médicos señalaban factores de riesgo que podían incidir en el fallecimiento del bebé como el peso, el tabaquismo o la posición del bebé al dormir, entre otras. Tras esta nueva investigación, realizada por un equipo de médicos del Children´s Hospital de Boston, se descubrieron importantes novedades relacionadas con una anomalía de origen hereditario.
La muestra se centró en el tejido cerebral de 31 bebés fallecidos entre 1997 y 2005. Los resultados se compararon con los de 10 lactantes que habían muerto por otras causas. La investigación se orientó hacia el análisis de la zona del tallo cerebral. En esta región es donde se apoya el sistema nervioso central. Los expertos observaron anormalidades en las células nerviosas que producen la serotonina. Este químico nervioso es el responsable de transmitir los mensajes entre las células nerviosas y también se encarga de controlar los movimientos respiratorios, la presión sanguínea, la sensibilidad al dióxido de carbono. La serotonina ayuda a despertar a los recién nacidos, si apenas respiran oxígeno mientras duermen.
Los resultados de la investigación, financiada por los National Institutes of Health ‑institución compuesta por 27 institutos y centros americanos‑ y grupos de familias afectadas, demostraron que las células que habitan en esta región del cerebro eran menos sensibles a la serotonina, elemento responsable de que el sistema responda, que la de otros bebés.
Los bebés niños tenían un cincuenta por ciento más de riesgo que las niñas de padecer este tipo de muerte. Tras este estudio se ha comprobado que las anomalías en los cerebros de los varones es mayor que en el de las hembras.
Según los expertos, esta investigación supone un avance en el estudio de las causas que producen el síndrome de la muerte súbita del lactante.
