El desarrollo emocional de los niños de 3 a 5 años se basa, sobre todo, en el conocimiento de sí mismos y de las normas y valores sociales. Desde esta perspectiva, las emociones de los niños de esta edad son cada vez más complejas. Asimismo, en la etapa de 3 a 5 años, los niños comienzan a controlar sus emociones. Ya son capaces de ocultar algunos sentimientos a los demás.
El desarrollo emocional de los niños de 3 a 5 años se centra especialmente en la capacidad, cada vez mayor, de expresar las emociones y en la comprensión y el control de dichas emociones.
Desde muy pequeños, los bebés experimentan y expresan distintas emociones. Primero se trata de emociones globales que, progresivamente, se hacen más específicas.
Entre los 2 y los 3 años se produce un logro importante en el desarrollo emocional de los niños: comienzan a experimentar emociones complejas relacionadas con el descubrimiento de sí mismos como personas únicas (emociones autoconscientes) y vinculadas también a la relación con los demás (emociones sociomorales).
Las más importantes de estas emociones complejas son la vergüenza, el orgullo y la culpa. Para que un niño pueda experimentar estas emociones es necesario que conozca normas y valores sociales, que sea capaz de evaluar su propia conducta y que pueda atribuirse a sí mismo el éxito o el fracaso de sus acciones por ajustarse o no a dichas normas y valores.
El mayor dominio del lenguaje que tienen los niños de entre 3 y 4 años de edad influye enormemente en el desarrollo emocional. Los niños ya son capaces de expresar sentimientos a través del lenguaje. El hecho de nombrar los sentimientos ayuda a conocerlos mejor.
Otra emoción que cobra importancia entre los 3 y los 5 años de edad es el miedo. En estas edades es frecuente que aparezcan el miedo a la oscuridad o a seres imaginarios (como los monstruos). Esto se relaciona con el desarrollo del pensamiento en esta etapa, que permite a los niños imaginar, anticipar peligros, etc.
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Comprensión y control de las emociones
Desde los 3-4 años de edad, los niños saben que determinadas situaciones producen ciertas emociones. Por ejemplo, los niños saben que si e portan mal, sus padres se enfadarán con ellos y esto les producirá tristeza.
A partir de los 4-5 años, los niños pueden contextualizar mejor las emociones, valorando si consiguen lo que desean en función de lo importante que sea para ellos el objetivo perseguido.
Además, en cuanto al control de las emociones, hacia los 3-4 años de edad los niños son capaces de ocultar sus emociones en determinadas situaciones. A partir de los 5-6 años, los niños comprenden realmente la diferencia entre una emoción real y una emoción expresada. Así, pueden ya ocultar deliberadamente determinados sentimientos. Este es un primer paso del control emocional, que se sofisticará con el paso del tiempo.