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Para ayudar a los niños a dejar el pañal, los padres debemos iniciar el aprendizaje de forma relajada, sin nervios, ni agobios, ya que se trata de un proceso natural. En cambio, castigar al niño cuando tiene un escape o ridiculizarle en presencia de otras personas cuando no logre controlar esfínteres son algunas de las acciones que los padres debemos evitar.
Para ayudar a los niños a dejar los pañales y enseñarles a controlar esfínteres, los padres nunca debemos:
- Castigar al niño cuando tiene un escape. El control de esfínteres es un aprendizaje. El niño no se hace pis encima para “fastidiarnos”. Por esta razón, tampoco debemos amenazarle, reñirle, gritarle… cuando no logra controlar los esfínteres.
- Ofrecerle premios desmesurados. Podemos darle un globo o un caramelo de vez en cuando, pero regalarle un juguete cada vez que hace pis es exagerado y el niño acabaría exigiéndonos cada vez más, dejando de tener importancia lo que en realidad lo tiene: conseguir el control de esfínteres. Al niño debería llegarle con un aplauso, un abrazo, o la aprobación sincera de mamá o papá.
- Levantar al niño por la noche, pues el cerebro tiene que aprender a recibir las señales de su vejiga y reaccionar a ello despertándose; esto solo se consigue con la práctica, si lo levantamos no le damos la oportunidad de practicar. Por lo tanto, no debemos tener prisa. Cada niño madura a su ritmo. Presionarle solo conducirá a frustración y dificultades.
- Restringir la cantidad de líquidos. El niño debe beber lo que necesita y además puede llegar a ser una crueldad no poder beber cuando tiene sed. Si el niño aprende a despertarse para hacer pis no necesitará beber menos.
- Volver a ponerle el pañal o ponérselo para salir de casa, pues entendería que tiene permiso para orinarse. Esto se hace mucho, y es un gran error, pues además de no saber cuando puede o no puede hacerse pis o caca, le estamos dando un doble mensaje: “Ahora eres mayor-ahora eres pequeño”. No hay que ponerle el pañal ni aunque vayamos a casa de la abuelita que tiene una alfombra muy cara en el salón; si la abuelita no lo entiende, ya iremos cuando el niño controle sus esfínteres.
- Ridiculizarle en público, ante sus hermanos… Compararlo con otros niños más «adelantados».
- Forzarle a usar el inodoro. La mayoría de los niños tiene miedo, teme caerse.
- Ponerle dificultades involuntarias en forma de ropa difícil de manejar por el niño: olvídese de los «bodys», vaqueros, pantalones con cremalleras, petos con tirantes, leotardos…